“Pues me pillas en bragas” me dan ganas de contestar cuando tanto los alumnos como los formadores del curso de copywriting en el que me he metido me preguntan por mi presencia en redes. Me reprimo por si no es el contexto adecuado…
La conversación sigue y me sueltan que tengo que hablarle a mi comunidad. ¿Qué comunidad? Pienso yo mientras lo único que aparece en mi cabeza es la cara de Juan Cuesta diciendo aquello de “Juan Cuesta, presidente de la comunidad”. No sé si se referirán a eso…
eL ENGAGEMENT...
Intento reprimir los nervios y seguir escuchando, a ver si con suerte entiendo de qué me hablan. “Tienes que pensar en tu target y fijarte en el engagement” continúan. Yo digo que eso es vox populi, no porque haya comprendido nada, sino por contrarrestar los palabrejos extranjeros con latinajos y que no se note tanto que hay patos en garajes del mundo que saben mucho mejor dónde están que yo cuando me meto en Instagram, pero, en el segundo en el que lo digo, me doy cuenta de que querer hablar de redes en una lengua muerta es como poner a Aute en una fiesta de adolescentes, que no solo está fuera de lugar, sino que además, pareces idiota (y mayor, muy mayor).
RRSS
“Es que hoy en día ya no basta con conocer tu profesión, hay que saber venderse” me espeta alguien de la última fila (virtual). Nos ha jodido, apenas he aprendido a gestionar a los clientes, hacer facturas y llegar a las fechas límites de los proyectos sin tener que pasar dos noches seguidas en vela y ahora resulta que hay que saber de RRSS. Que digo yo, al menos por deferencia hacia los que no tenemos ni idea, podrían llamarlo redes sociales, que igual tardan dos segundos más, no te digo que no, pero al menos los novatos no nos quedamos con cara de ser un conejico al que le acaban de echar las luces del coche.
Comento mis inseguridades sociales (también conocidas como IISS) con mi mejor amiga de toda la vida y me dice: “Tú sé honesta y sincera, haz eso que haces de contar lo que sientes a tu manera, lo importante es la autenticidad”. No sé si es físicamente posible que una ceja se levante más de lo que la mía se levanta mientras oigo esas palabras. La autenticidad. En ese mar de colaboraciones estelares, conjuntos estupendos y paisajes con filtros de colores imposibles, quieres que cuente que cada vez que tengo que escribir un post me tiemblan cosas que no sabía que existían y que cuelgue una foto mía en frente del ordenador con un título en plan “otra vez consultando el diccionario”. ¿Estamos seguros de eso? Se me pasa por la cabeza que la autenticidad es como el perfume, mejor en dosis pequeñas, no nos vayamos a pasar de auténticos.
Mi cerebro decide que ha entendido lo que mi amiga quería decir a eso de las cinco y media de la mañana y me obliga a escribir esto y a publicar el primero de lo que espero que sea una retahíla insoportable (yo soy de esas personas que no hace nada a medias) de posts sobre la autenticidad, el copywriting, la traducción y si me deja mi comunidad (hoy por hoy, compuesta por mi madre y mi mejor amiga), cualquier cosa que se me pase por la cabeza. .
¿Cómo me había perdido esta joya? Genial cada conexión Bisán.
Aquí tienes otra compañera de latinajos a la que el engagement solo le suena a dos niñas colgando de los pantalones mientras cocino o me subo las bragas 😁 No te perderé de vista... ¿Dónde me tengo que suscribir?😉
Me ha flipado, mucho, todo. 😍
Me muero de risa, Bisán. el titular es de 10.
Sobre tus reflexiones, siento que hacer comunidad es justo esto: abrirse en canal y compartir lo que aprendizajes y retos que afrontamos.
Creo que no hay nada más auténtico que hablar desde dentro. Hasta mostrar la ropa interior. 🙃